16 de junio de 2022

Músico, compositor, cantante. Fundador y vocalista de Los Auténticos. Un referente de la música popular argentina. La banda está celebrando los 35 años de vida con un show que presentarán el 18 y 19 de junio en el Teatro Coliseo Podestá. Entra en La Cueva: Jorge Serrano…

El próximo 18 y 19 de junio llegan a La Plata con los Decadentes para festejar los 35 años…¡Qué alegría recibirlos en la ciudad en el Coliseo Podestá!

Qué alegría para nosotros volver a ese lugar tan mágico como el Coliseo Podestá. Nos contaron la historia de que era un circo. Es un teatro precioso, me encanta. Fuimos por primera vez cuando hicimos el acústico de “Fiesta Nacional”, ahora el show es eléctrico pero el lugar es formidable.

¿Se dan cuenta que están celebrando 35 años de banda?

La verdad es un orgullo, se fue dando naturalmente el paso del tiempo por el grupo, somos exitosos, nos llevamos bien, tenemos cariño, habrá diferencias claro, pero nunca tuvimos un problema muy serio que haga que la banda se separe. También como somos una cooperativa ayuda mucho eso.

No muchos llegan a ese número de años…

La verdad que no. Además, somos doce músicos, y diez somos los originales. No tuvimos grandes cambios, a veces las bandas sobreviven, pero con muchas modificaciones. Encontramos algo muy hermoso que es mucho más grande que nosotros, y supimos cuidarlo, supimos no rifarlo por pelotudeces de ego, supimos valorarlo. La gente nos recibe con amor y alegría, el lugar en dónde estamos es emocionalmente hacer pasar a la gente un buen momento. Es terapéutico para nosotros y los demás. Como no pretendimos ponernos por encima de todo eso es que llegamos a esta cantidad de años.

¿Qué sentís vos al saber que la mayoría de la gente en estos 35 años se vio atravesada por una canción que compusiste?

Es hermoso eso. Creo que estamos vinculados a algo muy difícil de definir, pero sería como una “argentinidad”. Somos un grupo que cualquiera entiende y que cualquiera podría ser parte de nosotros. Nosotros pintamos acuarelas que hablan de costumbrismo, y tenemos una interacción con la gente que hace que nosotros nos divirtamos cuando la gente lo hace. Eso, más la permanencia, hizo que hayamos quedado en el ADN de Argentina. Ojo, también para la gente que no le guste nuestra música, tal vez en algún momento de su vida le pasó una canción por la cabeza, aunque no lo quiera (risas).

Tu voz queda como una marca registrada en la gente…

Eso es algo increíble que no puedo explicar. A mi no me gusta mucho mi voz cuando me escucho grabado. Creo que fui aprendiendo a cantar mejor con el tiempo, pero me parece que lo que pasa es que como yo hago mis letras, hice un gran esfuerzo para que se entienda lo que estoy diciendo. Y eso generó el vínculo. No sé si la gente escucha las canciones para escucharme a mi, sino para cantar juntos. No me reconozco como una gran voz de nada, sí que últimamente aprendí mucho más desde que dejé de tocar la guitarra y cantar. Cuando dejé la guitarra en el escenario mejoré como cantor.

¿Y la gente no dice te reconozco por tu voz?

Eso le puede pasar a Eros Ramacciotti o a Raúl Porchetto pero esa gente no habla así como canta. Yo soy una persona que canta como habla, y mucha gente no hace eso. Entonces probablemente le da una capa de honestidad o transparencia que hace que puedas tener una empatía mayor. No soy una persona impostando la voz, trato de ser lo más natural posible (risas)

Tal vez por no impostar la voz te costó al principio escucharte…

Al principio hay canciones que no me gustan para nada como canté. Cuando empezamos a cantar “Loco, tu forma de ser”, nosotros la llamábamos “El bolero”, y veníamos de un lugar punky, del rock, dónde una canción romántica estaba mal vista. Esa canción la canté bien porque me escucho y me gusta, pero hay una canción que se llama “Amor prohibido”, y en esa exageré la forma de cantar porque yo quería que entendieran que era una ironía, y eso fue lo peor que hice en mi vida y no soporto escuchar esa canción. Porque era como una inseguridad en realidad, yo disfruto de mucho de una melodía, de la música en general. Por suerte eso ya lo dejé, pero me acuerdo de esa marca.

¿Recordás tu primer contacto con la música?

El primer contacto no lo recuerdo, pero a mi mamá le gustaba cantar. Escuchaba Nat King Cole, Harry Belafonte, Maurice Chevalier, Bing Crosby, eran todos cantantes de ese palo. También le gustaba el tango y los villancicos. Entonces yo escuchaba todo eso. Además, mi hermana que es seis años mayor que yo estaba escuchando a The Beatles, The Hollies y más. Y esos grupos se me metieron en la sangre melódicamente. Y por el lado de mi papá se escuchaba a Julio Sosa. Los dos referentes que tengo como cantantes, parece una broma, pero es real, son Julio Sosa y Raphael. Yo me paro así para cantar y de a poco lo fui descubriendo.

¿Y en qué momento empezaste a filtrar la música que a vos te gustaba para pensar en ser músico?

Cuando uno es chico le ponen la radio y le gusta todo, te da lo mismo, o si te ponen una canción horrible mil veces te gusta igual porque no tenés tanto criterio. Lo primero que me hizo ver la música como algo más serio fue Joan Manuel Serrat. A mi viejo le gustaba mucho, y yo empecé a escuchar las letras y me di cuenta que estaba a años luz de todo lo demás.

La poesía musicalizada de Serrat…

Claro, a partir de ahí creo que la música pasó para mi a acompañar a una buena letra. Pienso que es una raíz muy importante para mi junto con The Beatles que fue el primer grupo que seguí tipo fan, tenía todos los discos en casettes. Sabía que canción había en cada uno. Para mi eran lo más, son mi matriz melódica.

 

¿Y siempre fue la música en tu vida? Tenés otra pasión tan grande como la música?

No, me gusta mucho leer y mucho los oficios. La carpintería, manualidades. Me gusta absorber la cultura, investigar cosas, pero no tengo otra pasión igual.

¿Y trabajaste de otras cosas?

Sí, claro. Trabajé de distintas cosas porque tenía que trabajar. Fui chocolatero, alfombrador, electricista, pero en realidad te diría que si no fuera música me gustaría ser artesano. De la madera o de lo que fuera.

Un oficio es un arte…

Creo que mis canciones las construyo desde una manera artesanal. Edito mucho, soy más editor que creativo.

¿Van surgiendo las ideas para componer? Por ejemplo, la pandemia fue una época oscura más allá del tiempo que todos tuvimos…

Para mi no fue una época fructífera en ese sentido. No fue angustiante en lo personal, sí mirando todo lo que sucedía afuera, pero no tuve ninguna desgracia muy cercana. Yo vivo en Villa Gesell, así que la pasé cerca del mar, en la playa, con mi familia, mis perros. Hice cosas que no hacía hace mucho tiempo, hace 35 años. No viví como un músico y no tuve una inspiración especial para componer.

¿Volviendo a la canción cómo la empezás en general?

Suelo hacer la melodía y los acordes primero. Después veo si esa melodía que no dice nada me sugiere palabras. A lo mejor es cualquier pavada, generalmente tiene que haber algún tipo de chispa, y después ahí es donde viene lo artesanal. Lo difícil es la idea, a veces es solo como está presentado algo, eso es lo que a veces siento que se agota, que cansa al músico… ¿de dónde sacar un nuevo chiste de la galera? Es difícil no sentirse a veces agotado en ese sentido. Hay que seguir y hablar de este tipo de cosas, pero no dentro de los Decadentes, porque con ellos hablamos otro tipo de cosas. Por eso te digo que mis canciones son pensadas, después son sentidas, y es sentido lo pensado.

¿Te exponés mucho en las letras de tus canciones?

No, yo soy un tipo más de control. No me gusta tanto exponerme, me escondo, por eso cualquier canción que tiene una emoción tierna al mismo tiempo tiene un toque de humor…

Es la forma de soltar con las letras y el humor lo que te está pasando…

No hay nada mejor que actuar oblicuamente. Como un arte marcial que intenta desviar las cosas.

¿Cómo ves la música argentina en general? ¿Te gusta lo que está sonando?

No soy mucho de escuchar, soy un pésimo ejemplo para una persona que debe ir aggiornandose, yo estoy en la Luna. Los escucho cuando se me cruzan. Yo en casa hace mucho tiempo escucho música clásica, jazz o instrumental. Cosas de otras épocas, no por no querer escucharlos, tampoco tengo que justificarlo. Si te tengo que dar una visión general, me da la impresión que la nueva música tiene algo más individualista, está más relacionada a las máquinas, más relacionada a llenar un plano, entonces todo esta direccionado hacia una persona. No es como el equipo de fútbol que era una banda de rock antes. No lo digo para bien o para mal, es lo que yo veo. Al mismo tiempo todos estos géneros vuelven a recurrir al baterista real, al de carne y hueso. O a un guitarrista de verdad, salvo la electrónica que tiene otro enfoque válido. Lo bueno es que haya varios géneros, y lo bueno es que hay gente consumiendo esa música, yo no puedo empatizar, lo tiene que juzgar la gente que lo consume, toda la música es buena, inclusive la mala. La música hace bien, no hay forma que haga mal.

Ahora se ve mucha unión entre los músicos de antes y los nuevos artistas, se juntan, sacan un tema…

Eso me parece muy bueno. Es una gran virtud de internet. Ese tipo de featuring, rompieron un montón de barreras culturales. Nosotros si tocábamos una cumbia estaba mal visto. Ahora están esas murallas tiradas abajo, eso es maravilloso. Cualquiera puede cantar con cualquiera, y eso lo posibilitó internet. Y que la gente siga haciendo música es maravilloso, yo puedo recomendar que la gente siga aprendiendo a tocar instrumentos musicales, que no se pierdan los guitarristas, los bateristas, los bajistas, los pianistas, que los humanos nos quedemos un poco de lo que por ahora nos diferencia de los robots.

¿Qué sueños cumpliste con la música?

Yo no soñaba estas cosas. Todo lo que me tocó fue maravilloso y no fue esperado. Algunos pequeños sueños se fueron dando mientras avanzábamos, y ahí se fue dando tocar en muchos lugares, con muchos artistas.

¿Sueños pendientes?

Siento que no nos falta nada. Sobre todo, el hecho de compartir con otros artistas, prácticamente conectamos con casi todos, no tenemos frustraciones porque cuando queríamos cantar con alguien siempre nos dijeron que sí. Estamos agradecidos de lo que tenemos, sí me gustaría algún día tocar en Japón. Sería muy raro, tengo una fijación con el público japonés y me gustaría ver cómo reaccionan.

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