Por Damián "Puma" Gaspari

15 de abril de 2020

Músico, artista, bailarina y actriz. Desde los 7 años ligada al arte. Es una de las primeras damas del rock argentino. Comenzó en los 80 con Las Bay Biscuits. Luego pasó por Los Twist, con Charly García y comenzó su carrera solista hasta el día de hoy. Con su nuevo tema “La Batalla” y muchos proyectos sigue siendo protagonista de la música en Argentina. Entra en La Cueva: Fabiana Cantilo…

¿Cómo es girar en este momento de pandemia?

Ahora estamos haciendo un show acústico, estoy tocando con Darío Casciaro, un joven muy talentoso, una maravilla. Estamos tocando con pistas y con pantalla porque me gusta todo lo audiovisual.

Está bueno porque el show entra por los ojos…

Sí, pasa que cuando no hay plata cagaste (risas). Hago lo que puedo, si tuviera más producción sería diferente. Yo soy un artesano eterno, con lo que hay te armo algo

Tu último disco “Cuna de Piedra” lo armaste prácticamente sola…

Lo produje yo. Soy independiente, ya venía haciendo otras cosas así. Por suerte hago lo que quiero sin la presión de que tenés que vender, o hacer más cosas. No quiero atacar a nadie, pero es el modus operandi que tienen las discográficas, y este negocio. Hoy el rock es un negocio, antes no era, y era maravilloso.

¿Además, grabaste el disco en una afinación diferente cómo es eso?

El disco está en 432, es importante ese detalle, si bien hay gente que no lo entiende es un poco más bajo que la afinación estándar de 440. Es una vibración, el afinador puede estar en 440 o lo que sea, pero en 432 sería como la afinación completa. Hay muchas teorías sobre esto. Creo que soy la única que usa esta afinación, no quiero quedar como una loca explicándolo. ¿Se entiende? Teóricamente eso cura. Es como un kilombo (risas)

También tenés mucha influencia celta en el disco, incluyendo instrumentos como las gaitas, el arpa, violines…

Parezco Peter Gabriel (risas). Primero lo hice porque jugaba con el hecho de que era celta, y al final lo soy por parte de mi mamá y papá, venimos de escoceses. Jodiendo con eso dije “le voy a poner instrumentos celtas”. Empecé a buscar y agregué gaitas, arpa, violín y unas flautas que puso Kay Gutiérrez. Y así lo produje. Comencé con Ezequiel Borrás y luego terminé todo sola porque no quería que me rompan las pelotas y termine cediendo (risas).

¿Luchaste mucho contra la industria?

He luchado mucho en todos los discos. Con la compañía, con mis compañeros. Con todas las compañías me peleé. Por ejemplo, en el disco “¿De qué se ríen?” me querían poner a Cachorro López y yo no quería. Terminé peleándome con él, porque quería un estilo y yo otro. Entonces lo llamé a Ulises Butrón. A mi me gusta otra música, no lo obvio. Quedó “Mi Enfermedad” en el inconsciente colectivo de la gente y yo no tengo nada que ver con eso.

La mayoría de las veces la discográfica va en contra de los intereses del artista…

Sí, señor!. Es así, así está formado el negocio. Nadie es malo. A mi no me gusta y me salió ser un poco mejor.

A lo largo de tu carrera fuiste cambiando según tu crecimiento como artista…

Sí, pero uno evoluciona o no evoluciona. Yo evolucioné hasta que me quedé sin un mango (risas)

Alguna vez agradeciste en una entrevista a San SADAIC…

Claro ahora en pandemia que no hay mucho laburo y cada cuatro meses cobramos. No nado en plata, pero puedo pagar el alquiler. Yo ya estoy con lo básico, hice mucho kilombo en algún momento y me quedé con lo básico. Es una vida de aprendizaje, aprendemos con lo que hay a pasarla bien.

En tu última canción “La Batalla” hablas sobre que la luz le termina ganando a la oscuridad…

¡Que lindo! Fue muy lindo todo. Es muy loco porque es un tema, no es un disco. Ahora parece que sacamos temas. Ahora estoy haciendo otro para una película, pasa que al lado de Fito (Páez) que no para de sacar discos me siento una ardilla (risas). Es un tema hermoso, tengo que pedirles a mis maestros que me den un poco más de voluntad (risas)

Pero está bien descansar en esta pandemia, después de tanto laburo y girar…

Sí claro está bien. Pero soy una fanática, escribí una película en este tiempo que está en el INCA. Hago un montón de cosas. Todos los jueves trabajo con la película. Hago entrenamiento, todos los lunes voy a la cámara hiperbárica con mi doctora. Eso te cura todo. Es oxigeno durante una hora, más vitamina C. Es una nueva medicina que está muy buena.

 

¿Hace poco estuviste con Fito Páez pasando unos días en el campo?

Fue un día nada más. Con él y su mujer Eugenia que es un amor. Pero me quería matar porque fue poco tiempo (risas). Me hizo dos temas Fito para mi nuevo disco, uno sobre los OVNIS y otro que son “Los 7 locos” de Roberto Arlt.

Volviendo a “La Batalla”, además, grabaste el video…

Sí, todo con temática celta. Porque las mujeres celtas eran muy empoderadas. Eran muy importantes. En realidad, con mis compañeros de ruta cuando comencé no sentí el machismo. Con Charly García, Fito Páez, que era mi pareja, Melingo, etc. Éramos muy respetadas todas las mujeres. Era como el mundo celta. Después en los 90 vinieron algunos periodistas que no me respetaban mucho, pero bueno ya pasó. Al final viví una buena época, no luché tanto, estaba ahí y me respetaban.

Se fue dando de manera natural…

Claro, estábamos con Hilda Lizarazu, Patricia Sosa, Claudia Puyó, Celeste Carballo, Sandra Mihanovic, Alicia Zenco, que cantaba otra música, María Rosa Yorio, y otras.

¿Te sentís referente de las mujeres en el rock? ¿Hoy la tienen más fácil las mujeres para formar sus proyectos?

Supongo que sí, no lo sé…Hay muchas mujeres que hoy cantan, muchas hacen reggaetón, que yo no lo hago, pero lo respeto. Sé que hay otras que no lo hacen, pero no me acuerdo los nombres.

Hacen mucha fusión de géneros ahora…

Claro, claro. Y también baladas.

Se equiparó un poco por suerte entre hombres y mujeres…

Sí, sí. Tendría que saber los nombres, soy una bestia (risas)

¿Te ponés nerviosa antes de los shows?

Sí, porque tenés que poner mucha energía, tenés que sonreír a pesar de que te está yendo todo mal. A veces vas y no se escucha nada, por ejemplo, con banda completa sufría porque es un kilombo, es mucho ruido, no sé como hice. En la prueba de sonido me pongo nerviosa porque quiero todo ya, todo perfecto como si fuera un disco. Y me enojo, estoy tratando de ser más tolerante. Tengo miedo porque me miran a mi (risas)

Todas las miradas van con vos…

Además, te pueden tirar cosas, me ha pasado en varias ocasiones. Una vez estábamos en La Falda, y me escupían, era el día que tocaban Los Violadores y de Ataque 77, y yo cantando “Mi enfermedad”, me escupieron contentos. Y después otra vez me tiraron botellazos, y yo los desafiaba “tírame otra” les decía. Entonces estaba mi novio y el primo y se armó un kilombo bárbaro. Fue tremendo. ¿Querés rock and roll? Eso es rock and roll (risas)

¿Algún mensaje para la gente en este momento?

Quiero decirle a la gente y a los gobernantes que nosotros nos cuidamos mucho más que muchas manifestaciones multitudinarias. El protocolo en los espectáculos y en los teatros se cuida de verdad

La música no contagia…

¡Sí señor! ¡Gracias!

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