Por Damián Zárate

15 de julio de 2020

Soñaba ser bailarina del Teatro Colón. Siempre sintió que actuar y el arte iban a ser parte de su vida. En la escuela escribía y actuaba sus propias escenas. Actriz multipremiada en Argentina y el mundo. Con papeles inolvidables en teatro, cine y televisión. Entra en La Cueva: Cecilia Roth…

¿Pasaste por todos los estadíos en esta cuarentena? ¿De alegría, bajón, introspección, etc?

Totalmente. Y creo que aún me faltan otros por recorrer (risas), por todavía restan días de confinamiento y no sabemos cómo vamos a estar. Espero que me sorprendan nuevos estados, pero que no sean tan malos. Últimamente me apareció una tristeza, que no tenía antes. Una sensación de extinción de la humanidad, como el principio de todo. Estoy harta! Estamos todos atravesados por el virus, es muy difícil hablar y que no salga el tema. Es lo que nos encuentra a todos juntos.

¿El arte es rescatador a toda la situación? ¿Cómo se dio el formato de  “Amor de Cuarentena”

Claro que sí, ni hablar! Me parece el formato más simple del mundo porque se hace por Whatsapp, hoy todo lo hacemos a través de esta aplicación, hablamos, nos escribimos, enviamos música, imágenes, todo. Surgió con Santiago Loza y un productor uruguayo, porque lo habían hecho en Uruguay ya. Y se juntaron con Guillermo Cacace, que han realizado cosas maravillosas y los admiro mucho.

Me llamaron, me contaron la propuesta, que para quién no la conoce puede comprar una entrada en Alternativa Teatral, que una parte de ese dinero además, va para La Casa del Teatro, que en éstos momentos ayuda mucho y los podemos acompañar. Entonces podés elegir entre comenzar un miércoles o un sábado. Son 14 días por whassap, vos elegís que actor querés escuchar, estamos con Leo Sbaraglia, Jorge Marrale, Dolores Fonzi y Camila Sosa Villada.

¿Y la trama de qué va?

Es un ex amor que hace mucho no tiene vínculo con él o con ella. Y durante 14 días te va a dejar audios recordando la relación, con melancolía y alegría de haberse conocido en la vida, no quiero spoliar mucho más (risas). Pero la gente se va identificando con la historia de los protagonistas y recuerdan haber pasado situaciones similares.

 

¿Cómo lo estás viviendo?

Es un viaje para mi, y fue un viaje hacerlo porque evidentemente yo también le hablaba a un ex amor. Fue muy movilizador y a todos nos pasó, más en éste momento de introspección y de cierta soledad, aunque estés viviendo con gente. Cierta soledad necesaria de reencuentro con uno mismo y de re encuentros, de aceptarnos, de entendernos, de querer cambiar algunas cosas. Este viaje que te propone “Amor de Cuarentena” forma parte de éste proceso que tenemos todos y todas en éste momento.

¿Es una conjunción que da, entre el momento que estamos pasando, la facilidad de que llegue por Whassap y que todos podemos tener acceso a las historias?

Claro! Además sirve para reconectarte con gente que hace mucho que no ves. De casualidad o no, pero tener conversaciones de una enorme hondura con amigos a los que no ves hace tiempo. Creo que ese color que nos acerca, por estar todos en la misma, nos pone en un estado similar para recomenzar un encuentro. Interiormente y emocionalmente todos estamos en la misma situación. A veces uno no quiere ver ni escuchar a nadie, o solo escuchar “Amor de Cuarentena” (risas). Está buenísimo realmente, yo estoy escuchando a todos mis compañeros y compañeras. Y si bien todos tenemos el mismo texto, cada uno de nosotros ha hecho pie en algunas cosas diferentes a otras. Todo pasa por una cosa personal e íntima. Es maravilloso escucharlo.

Además de Uruguay se va a hacer en otros países...

Tenemos la suerte con Leo (Sbaraglia) de repetirlo en España que es buenísimo. Y volver a actuarla que es increíble porque le puedo encontrar otras cosas. No repetir lo que me pasó. Seguramente le hablaré a algún ex amor español (risas). Y se sumarán otros actores de España.

¿Tenés la primera foto mental que te llevó al arte? Cuando se te despertó la artista

No tengo mucha consciencia porque creo que fue de muy chica. Yo tenía 3 años y les bailaba y actuaba a mis familiares. Cuando era chica quería ser bailarina del Teatro Colón, era mi deseo. Incluso me habían regalado unas zapatillas de punta para bailar. Pero cuando fui más grande, en el colegio primario, ya actuaba en todas las obras, las elegía y algunas las escribía. Los actos patrios y sumaba cosas que no eran históricas. Era parte de mi ADN.

Luego a los 14 años empecé a estudiar teatro. Ya hacía danza contemporánea con Ana María Stekelman, y en su estudio había un curso que se llamaba “Danza Teatro” y por supuesto me anoté. Me enamoré de poder usar el cuerpo para la danza y para contar historias. Era mudo, solo el cuerpo hablaba. Nunca dije “voy a hacer actriz”, fue dándose muy natural, siempre fui muy histriónica. El deseo de actuar me acompañó siempre.

 

¿Tu familia te acompañó en ése proceso del arte? ¿Cómo viviste la incertidumbre del artista de saber si va a poder vivir con lo que hace?

Por suerte no tuve ese mandato familiar, mi mamá es música y mi padre economista. Pero nunca mi familia me dijo “buscate un trabajo del que puedas vivir”. Tuve la enorme suerte también de comenzar a trabajar siendo muy chica, a los 16 años en Buenos Aires y tuve la fortuna de llegar rápido a España. Siempre me pasa con un trabajo nuevo tener incertidumbre, pero a veces es punzante la sensación. Y yo sin trabajo me pongo muy loca, me aburro, me angustio. Y cuando trabajo se me pasa enseguida, me alivia las emociones (risas).

¿Y por fuera del arte pensaste seguir alguna carrera o deportes?

Deportes no, me aburrían los deportes con reglas. Independientemente del ballet y la actuación me gustan muchas cosas. En la escuela tenía una profesora de historia extraordinaria, por supuesto no existía internet, entonces estudiábamos en la biblioteca porque nos encantaba como enseñaba historia. Me gustaba entender la historia argentina. Hacíamos debates, cada uno representaba a un prócer y defendíamos las propuestas según la historia. Y esa profesora un día me dijo “Señorita usted tiene mucha capacidad para ser abogada, porque se defiende muy bien”. Me pareció tan lejano en ése momento, pero hoy en día pienso que no estaba tan errada.

Y lo pudiste representar como actriz…

Sí! Hice de jueza en “Cenizas del Paraíso”, de abogada en “El Pacto” y de fiscal en “Los Internacionales”. Y me encantaron los personajes, cada abogado, fiscal y jueces son un mundo en sí mismo.

¿Te cansaste alguna vez de la actuación y pensaste por ejemplo hacer algo de economía como tu viejo que capaz tenía un concepto más rutinario del mundo?

Mi viejo no tenía rutina tampoco. Se metió en el periodismo, fue socio de Timmerman. Crearon “Primera Plana”, “La Opinión”, etc. Es un economista bastante particular. Tiene una “no rutina” que me enseñó que si alguna vez no me divierto en el juego de ser actriz me tendré que dedicar a otra cosa. Lo que no podría hacer es mentirme cuando no tengo ganas. Hasta ahora no me ha pasado. La actuación tiene la maravilla de tener y ser muchas vidas.

¿Tenés algún momento “frontera” en tu vida, rupturista? ¿Qué sentís que algo cambió?

Sí, cuando nos fuimos a vivir a España. Fue un cambio muy brusco, muy rápida la decisión. Fue el 3 de agosto de 1976, a unos meses del golpe de estado, y salimos rajando te diría. No tuve tiempo de despedirme de mucha gente. Me fui con mucho dolor, tuve mucha bronca contra Argentina durante tiempo, no como pueblo, sino con lo que estaba pasando. Llegué a una España florenciente porque había muerto hace un año Franco. Y era todo lo contrario allá porque comenzaba una democracia muy esperada.

Entrevista Programa “La Frontera” AM1390 Radio Universidad Nacional de La Plata

Spotify